jueves, 24 de marzo de 2016

Daredevil, entre Jesucristo y Sam Spade





 Daredevil es como Batman, pero como más de andar por casa. Él no protege exactamente a una ciudad, sino especialmente un barrio, Hell's Kitchen, que es tan oscuro y malvado como Gotham, sólo que tiene la ventaja de existir de verdad. Hell's Kitchen es hoy día un barrio muy distinto, ya no alberga en él lo peor de la sociedad, las gentes de baja estofa, delincuentes, prostitutas, etc... pero entre pitos y flautas se ha desarrollado una mística interesante en torno a él.

  Por ejemplo, es el barrio al que llega Vito Corleone directamente de Sicilia. De él sale uno de los personajes de "El Manantial", la novela (posteriormente película protagonizada por Gary Cooper) de la intelectual libertariana Ayn Rand. También es el lugar en el que creció Frank Miller... Frank Miller. Frank Miller (guionista de algunos de los mejores comics hechos) es el responsable de una cosa importante con respecto a Daredevil. Porque le añadió un trasfondo muy potente del que carecía. Por un lado su catolicismo moral, y por el otro... ¡Hell's Kitchen! No es que Matt Murdock no viviese en dicho barrio en sus etapas anteriores, pero sin duda nunca se le obsequió con un contexto un poco más rico que el de "mataste a mi padre, prepárate a morir", parafraseando al gran Íñigo Montoya. Y claro, de Hell's Kitchen al mundo, porque poco sería si la cosa se quedase en un asunto de repercusiones locales. Sin embargo, este Daredevil aspira a la universalidad.
 Su catolicismo le ayuda (catholicós en griego significa universal, además Matt Murdock es de origen irlandés); por ejemplo, su mayor aventura/desventura, Born Again, está planteada como una analogía del Via Crucis de Jesús de Nazaret. Ni más ni menos. Muy al pelo ahora que estamos en Semana Santa; porque ¿de qué va todo eso del Via Crucis? bueno, pueden vuesas mercedes leer el Nuevo Testamento; pero si son laicistas pueden leer Born Again, que viene a decir algo parecido.



Daredevil es como Sam Spade, el detective privado creado por Dashiell Hammett, pero enfundado en mallas rojas en lugar de en gabardina y borselino; pero a la vez es como el Jesús redentor, un mero hombre que carga con los pecados de (Hell's Kitchen) la humanidad por la vía de liarse a sopapos con los peores criminales que pueda haber (mafiosos, asesinos, yakuzas, etc.) en lugar de por la vía mística, a pesar de que para creerse el relato de cómo consiguió su superoído haya que echarle fe al asunto. No obstante, lo bonito del personaje es que, oído al margen (la cuestión es que por mucho superoído que tenga, la ceguera no se la quitaron) es un mero hombre, pues los sopapos que reparte los da por sus mínimas fuerzas humanas y no porque unos rayos cósmicos lo convirtieron en una burra parda, o en lo que sea (en lo que super-sea). Lo que hace que su labor redentora sea más cuestionable aún, no tanto en lo moral como en lo práctico. Aunque es verdad que el tipo se limita a su barrio, lo que pasa es que sus oponentes son fenomenales, por lo menos en la versión de Frank Miller en los comics.

  Pero he dado un rodeo terrible, con perdón. Yo lo que quería decir es que todo esto y más puede verse en Marvel Daredevil, la serie de Netflix sobre el personaje.
Y no es que Netflix me pague por hacerles propaganda, es que de verdad estoy entusiasmado con el traslado del personaje a la televisión (televisión/cine, pues la factura del producto es más cinematográfica que otra cosa). Y sobre todo, porque lo que han trasladado es al personaje ambiguo, atormentado pero moralmente recto e incorruptible, que pasa las noches escudriñando los peores rincones de Hell's Kitchen, los días intentando ayudar a sus convecinos como attorney-at-law, un modesto abogado de oficio, y cuestionándose constantemente las nociones de Justicia, Bien y Mal, etc.